Álvaro Ruiz

(Otawa, 1953) 








Cerro La Silla

Pasará la estación
El viento frío del desierto
En una ciudad donde el horizonte
Es un alto cerro con forma de hendidura radical.

Por ella pasan las estaciones
Los días, las horas
La voluntad y los ojos
Que determinan la observación.

Aún silban los carteros
Que traen cartas de las antípodas
Y dicen que aún las aman
Mujeres del desierto.

Por las calles ahítas de sol
Reverbera la exactitud
De salir resueltos
A buscar aquello que no existe.

En lo alto del cerro La Silla
Pasan veloces trenes imaginarios
A Guadalupe, Santa Catarina y Escobedo
Bordeando el pedregoso valle de la sequedad.

De sol enfermo y judaico
Soportando la adversidad
De los grados en las sienes
Y en las blancas camisas del sudor.


Margot María Stengel


Es un barco varado en las costas inmediatas de Coquimbo
que cortó amarras una noche de marejadas.

Está levemente inclinado hacia el sur, a babor.
Vino de otros mares lejanos turquesas
a una enorme descarga de arroz

en un puerto cuyos habitantes observan desde lo alto
las negras grúas ancladas
cerca de unas rocas llenas de albatros y cochayuyos.

El Margot María Stengel, que nunca tuvo amor
que recién pausaba los sonidos del desembarco
ya puestos los sacos ante Aduanas de Chile,
cortó las trenzas de acero cuando el cielo era negro
y el viento rasgaba con furia su bandera de popa
hacia un naufragio en los hondos contrarios
a las blancas crestas de las olas
de un surazo recién surgido
tras las nubes que eran uñas en un paisaje de terror.


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